El patio del Institut

Paseo por el patio y son las cinco de la tarde, porque he oído a críos, que deben haber salido hace poco de la escuela. El patio es mi pequeño submundo, donde paso mis horas dando vueltas. La verdad es que es entretenido: te deja tiempo para pensar, para discutir contigo mismo. En los banquitos yo paso mis horas. Cuando me canso, me levanto y me siento, me da el aire. Tienes tiempo para saber qué cosas has hecho, qué cosas debías haber hecho. También te hacen ver que estás loco: hay un curioso cartel que pone "No saltar", ideado para los que saben leer. Pero como yo no tengo esa facultad, todos los días de la semana me parecen iguales.

Versión para ciegos

El doctorcito se enfada si lo nombro en el título

Xavi, xavi-xavi-xavi, otra vez escribes sin pensar, me dice el doctorcito, otra vez no miras el monitor y no te importa qué cojones es lo que sale de tus dedos. Otra vez estás alarido, brusco, preso, desatado, igualmente te falta todo, igualmente te falta el aire. La vida, parece, tiene la culpa de no ajustarse a tus tiempos de cordura, tu cordura se toca con la yema de los dedos, se desata como los cordones de las bambas a tu alrededor, no importa,, xavi,, dónde pongas las comas, no importa que el word te subraye en verde o en rojo todos los errores de tu tecleo frenetico, frenètico lleva tilde, tilde va con frenesí, todo esto no tiene sentido, doctor, esto no me calma, quiero decir más cosas de las que puedo poner en los dedos contra las teclas, esta es la verdad, que la cabeza me explota como una pelota, voy en moto y reboto como un peloto, voy en carro y me agarro y me desgarro, hace meses que no se me desentumece.

Gigartritis galopante

Sé muy bien lo que me pasa, sé muy bien donde estoy parado, esta máquina de los cojones no va tan rápido como mi cabeza, esta máquina tiene cuarenta gigas y yo tengo gigartritis, cien millones de gigartritis galopante en cada neurona, cuanto mejor era escribir a mano con un cuaderno de espirales en medio de un parque, con toda la vida por delante, con todos esos libros que te podían sacar de los pozos. Una foto mía, antes de todo esto:


Esa es mi suerte, la suerte del alado, la suerte del angel, era una especie de angel negro que saltaba a la deriva y caía bien parado siempre.

Un día la suerte cambió.

Pastillas rojas

Retroceso, franco retroceso, paulatino desbande, solo como un perro, tirado en la cama, sabiendo a muerte, tomando las pastillas rojas, teniendo fiebre; sufro por lo que soy, por lo que fui, por lo que tengo, abro las ventanas, sangro por la herida, río con los dientes, tengo salvaguardas, tengo metonimias, cancelo las deudas, me escondo del aire, pinzo los botones, quito pantalones, sorbo poco a poco un poco de historia, temo por los muertos, temo por los vivos...

Hoy me siento: HUNDIDO

Que me dén dinero

Todas las frases del mundo debieran estar catalogadas en un diccionario monumental, y ese diccionario debiera estar en CD y entonces yo cogería y pondría sensores en mi corazón, como me hacen aquí pero no en la cabeza sino en el corazón, y esa enciclopedia podría interpretar mis estados de ánimo sin que los doctores me pregunten nada, y yo podría decir con las frases del CD lo que siento, todo lo que me pasa por dentro. Porque eso de tener que escribir como un desgraCIADO, RÀPIDO Y FUERTE, CADA VEZ QUE MI CABEZA ESTÁ POR EXPLOTAR, ES ALGO QUE NO QUISIERA TENER QUE HACER TODA LA VIDA, NO ES UN TRABAJO PAGADO, NO ES ALGO POR LO QUE ME dén dinero una vez al mes. Sólo ahora me entero que desde hace rato escribo con mayúscula, no me importa. Parece que hubiera estado dando gritos durante un minuto, cuando lo cierto es que estoy dando gritos desde el martes.