Gigartritis galopante
Sé muy bien lo que me pasa, sé muy bien donde estoy parado, esta máquina de los cojones no va tan rápido como mi cabeza, esta máquina tiene cuarenta gigas y yo tengo gigartritis, cien millones de gigartritis galopante en cada neurona, cuanto mejor era escribir a mano con un cuaderno de espirales en medio de un parque, con toda la vida por delante, con todos esos libros que te podían sacar de los pozos. Una foto mía, antes de todo esto:
Esa es mi suerte, la suerte del alado, la suerte del angel, era una especie de angel negro que saltaba a la deriva y caía bien parado siempre.
Un día la suerte cambió.
Esa es mi suerte, la suerte del alado, la suerte del angel, era una especie de angel negro que saltaba a la deriva y caía bien parado siempre.
Un día la suerte cambió.
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